Y el lobo está detrás de la puerta, Ella posó su mano en la madera ya humedecida por la frialdad de este.
Está esperando, desde hace mucho tiempo, sus garras estás listas para atacar, sus dientes y mandíbulas con la fuerza acumulada de todas las cosas que había dejado pasar.
No es natural de los lobos ser mansos, pero este había sido la excepción.
Sí! Había sido, pero todo lo que no se suponía que debía ser se quedaba en el pasado, ya que se disponía a desgarrar la monotonía, el miedo, las mentiras. Se mentalizaba en no dejar tan ensangrentada al cuerpo tibio que estaba al otro lado de la puerta, pero no prometía nada. La ira trae consigo el odio, y el odio la sed de venganza, y esto estaba tan claro en el lobo que lo pensaba en sus entrañas, lo sentía en su corazón y también en cada ínfima célula de su cuerpo.
Ella ya no respiraba acompasadamente, todo se había acelerado, veía imágenes, muchas recuerdos, quizá mil recuerdos en un mismo segundo, dos mil, tres mil. Soltó un gritito ahogado, sabía que era el fin, o bien el comienzo de algo puro según sus ideologías, 10 centímetros contiguos a sus dedos aumentaban los gruñidos del salvaje animal, 1,2,3...
- Lobo bobo.- gritó chillonamente una dimunita criatura danzarina con un vestido verde, paró, todo cesó. Ella llegó en un abrir y cerrar de ojos al lado del salvaje carnívoro, lo tomó de su cola, y este sin chistar caminó junto a ella.
La domesticación a base de cariño funciona, y no al revés...
Está esperando, desde hace mucho tiempo, sus garras estás listas para atacar, sus dientes y mandíbulas con la fuerza acumulada de todas las cosas que había dejado pasar.
No es natural de los lobos ser mansos, pero este había sido la excepción.
Sí! Había sido, pero todo lo que no se suponía que debía ser se quedaba en el pasado, ya que se disponía a desgarrar la monotonía, el miedo, las mentiras. Se mentalizaba en no dejar tan ensangrentada al cuerpo tibio que estaba al otro lado de la puerta, pero no prometía nada. La ira trae consigo el odio, y el odio la sed de venganza, y esto estaba tan claro en el lobo que lo pensaba en sus entrañas, lo sentía en su corazón y también en cada ínfima célula de su cuerpo.
Ella ya no respiraba acompasadamente, todo se había acelerado, veía imágenes, muchas recuerdos, quizá mil recuerdos en un mismo segundo, dos mil, tres mil. Soltó un gritito ahogado, sabía que era el fin, o bien el comienzo de algo puro según sus ideologías, 10 centímetros contiguos a sus dedos aumentaban los gruñidos del salvaje animal, 1,2,3...
- Lobo bobo.- gritó chillonamente una dimunita criatura danzarina con un vestido verde, paró, todo cesó. Ella llegó en un abrir y cerrar de ojos al lado del salvaje carnívoro, lo tomó de su cola, y este sin chistar caminó junto a ella.
La domesticación a base de cariño funciona, y no al revés...
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