Gigante de papel

Es y seguirá siendo una bebita, la que nunca viste rosa, que estira los brazos al cielo sin importar si hay alguien ahí que le esté mirando. Camina, pero sus piernas aún no están listas del todo para poder sostenerse sin tener apoyo de sus manos en la muralla. Y es eso lo que más quiere, ya que sus manos tienen heridas, y las únicas causantes son las grietas de la pared, quiere firmeza y también un frugelé de guinda para tenerlo en su boca horas y horas.
Indefensa, y aún no se familiariza con el equilibrio, cuando no está apoyada pasa en el suelo, y que más da, para que levantarse, mejor abajo, de espaldas y en contacto con el pasto húmero ¡Cuidado no te vayas a resfriar! (Que se joda la señora que en realidad no la cuida , no saben que la piel de bebé es impermeable de lluvia, de lágrimas, de restos de bebidas alcohólicas). Balbucea cosas no entendibles, pero da la sensación algunas veces que el perro de la casa si la entiende, y menea su cola hacia todos lados y ladea su cabeza como mirándola con cariño.
A pesar de sus cortos deditos, cortos rizozs azabache y cortos meses de existencia posee una resilencia poco vista. ( o sea, Si sirve el que un adulto no pase encima de un gigante de papel todo el tiempo.)